viernes, 19 de febrero de 2010

Lo siento, pero yo también tengo derecho.

Guste o no guste, vivimos en sociedad; para hacerlo hemos de respetar unas reglas y unas normas, a la vez que hemos de ceder para obtener. Todo esto viene a cuento, porque he leído a algunos columnistas y ensayistas catalanes decir que su futuro lo han de dirigir ellos y el resto "no pintamos nada". Pues no, no muy señores míos. Como parte de mí país, como parte de la herencia que nos dejaron nuestros antepasados, yo tengo derecho a defender lo mío, y es tan mío Catalunia como Sevilla, y tan de los sevillanos y catalanes Madrid.
Indudablemente que no sería de recibo que un jerezano decidiera sobre los políticos que allí directamente gobiernen, pero sí que pueda disfrutar de los mismos derechos y deberes que en el resto de SU país, los mismos beneficios sociales, la posibilidad de vivir allí o pasarse una temporada sin solicitar un visado, la seguridad social, la cultura, el trabajo, su rica tierra, su paisaje, su gente,... y todo sitiéndolo como suyo, porque así lo es. Un país es de todos sus ciudadanos.
La propiedad privada si es de UNO mismo, y sobre ello si podrá decidir siempre dentro de unos límites legales, pero lo público es de todos y todos tenemos derecho a decidir sobre lo común, sobre lo común de lo nuestro, sobre lo común heredado, y lo heredado es España.
Un saludo.